Especial Educación; Reportaje Fotográfico Un Acto de amor, para Revista Convivimos

Texto Y Fotos: Lucia Baragli

Un Acto de Amor

Con sus tres años, Dana descubre el mundo todos los días. En la calle, con su mamá, dibujando con su padre, leyendo con la “seño” o jugando con sus amigos del Jardín. La educación de Dana, según el foco de la cámara de Lucía Baragli.

La tinta azul, como un río enfurecido, recorría mis dedos y desembocaba en la palma de mi mano. Allí, aguardaba, profunda y espesa, morir en la superficie del papel secante. Los recuerdos de la escuela primaria suelen aparecer lejanos y gastados, pero muy propios; recreos al sol, zapatos azules, aulas custodiadas por próceres y conquistadores que con mirada penetrante posaban como estrellas de rock en los posters que colgaban de las paredes. El aire, entre angelical y misterioso, empolvado de tiza. Al frente, “la seño”, querida por muchos, temida por otros.

Hoy vuelvo a aquel escenario, pero algo en mi ha cambiado. Ya no soy la niña curiosa de rulitos y guardapolvo blanco, sino mas bien una mujer de treinta y tantos que mira esas paredes con algo de nostalgia y extrañeza. Observo como Dana, Emma y Cata juegan en el Jardín de Infantes mientras la profe Dany les prepara la próxima actividad.

Vivimos en un mundo acelerado. Transitamos la vida con una ansiedad preocupante. Los niños crecen estimulados al ritmo de las nuevas tecnologías, mientras que padres y maestros se preguntan qué hacer. ¿Cómo es hoy en día educar a un niño en casa y en la escuela sin flaquear en el intento?

Ramiro Massaro es el papá de Dana -la nena de rulos de tres años- y también profesor de Historia en una escuela secundaria. El sostiene que “tanto padres como docentes nos enfrentamos al desafío de educar a nuestros hijos y alumnos. Se dice que hay un acto educativo cuando existe la ‘intención’ y el interés porque el otro aprenda algo. Además, es indispensable mantener los canales de comunicación y el diálogo con nuestros hijos abiertos, ya que muchas veces, con su comportamiento, nos están diciendo que necesitan ser escuchados”.

Ramiro y María José (la mamá) saben que se enfrentan a la irrupción de las nuevas tecnologías. “Nuestro sistema educativo parece haber quedado obsoleto ante las necesidades que plantea la realidad”, dice Ramiro. “Existe, por un lado, la asimilación de nuevas herramientas que buscan brindar clases más atractivas, pero por otro, también la resistencia de muchos docentes a estos cambios. Un adolescente de hoy es muy distinto a uno de hace 10 años en la forma de comunicarse y en la cantidad de estímulos recibidos, por eso puede ser un tanto difícil para los chicos asimilar una clase que metodológicamente ha quedado desactualizada. Las nuevas tecnologías no son la solución a todos los problemas; en todo caso, ellas nos invitan a plantearnos nuestras propias prácticas educativas. Desde la escuela, debemos guiarlos para que consigan el objetivo de aprender los conocimientos que les permitan seguir desarrollándose como profesionales e individuos. Y desde la familia, apuntalar todo el proceso educativo y acompañarlos. Sabemos que todo camino se inicia en un lugar: el hogar”.

María José le da un beso en la puerta y se despide. Por dentro, siente un tironcito en el corazón cuando su nena ensaya un “puchero”. Pero sabe que, al doblar la esquina, en el lapso de unos minutos, Dana estará jugando con sus amigos, esos que conoció hace unos días y con los que ya construye castillos y comparte sus lápices de colores.

¿Cómo será dentro de diez años, cuando sea adolescente? ¿Qué nuevos desafíos tendremos que resolver juntos? Las preguntas de los padres se suceden año a año en circunstancias parecidas. No habrá que esperar una década para obtener todas las respuestas. Las tendremos que encontrar en el trayecto de vida con los chicos, muchas veces encriptadas en silencios abismales, otras, en frases que nos parecerán salidas de un pseudo idioma, pero que deberemos descifrar -padres y docentes- para que pueda suceder el acto comunicativo que allane el camino. Después de todo, educar es un acto de amor.